miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Ganar o jugar bien?



En lo que a fútbol se refiere, muchas cosas son subjetivas, es decir, depende del cristal con el que se las mire. Es claro que a todos nos gustaría ver al equipo perfecto, ese que destroce a su rival, que le quite el balón y que cree 20 o 30 ocasiones claras de gol por partido. Claro, es el ideal.

Pero... ¿Hasta qué punto vale la pena sacrificar para jugar bonito? ¿O hasta que punto vale la pena sacrificar para ganar? Realmente, en mi opinión, el principal objetivo del juego PROFESIONAL es ése: vencer, hacer más goles que el otro o recibir menos, no importa.

Muchos casos se me vienen a la mente. Jugadores, entrenadores, pizarras tácticas, esquemas de juego. Por ejemplo, no se me ocurre una persona en el mundo del fútbol tan amada y odiada como José Mourinho, criticado por un jugar un fútbol "mezquino, defensivo y resultadista". Pero lo cierto es que él solo ha ganado más títulos que los que pudieron alzar esa Holanda de los 70 o el Arsenal de los últimos 10 años.

Pienso que, como en todo, hay un sistema de jerarquización. Soy de la creencia que el hecho de ganar vale mucho más que ser un segundón jugando "bonito". De verdad entiendo y defiendo el fútbol atractivo; sin embargo, respeto más la capacidad de conseguir la victoria, esa que no tienen muchos, esa de la cual solo los más grandes hacen alarde.

Lo que mucha gente no sabe es lo difícil que es marcar en zona, cubrir cada espacio, cada movimiento sugerido de cada jugador, y a la vez contragolpear con rapidez y eficiencia. Puede que no lo sepan, puede que no lo aprecien, pero igual es una forma de jugar que ha demostrado ser tan o más efectiva que la tenencia de balón.

No digo que el "catenaccio" o cualquier otra formación ultradefensiva sea más efectiva que la voluntad de buscar el gol. Solo pienso que hacerlo bien tiene tanto mérito como conseguir una victoria con juego vistoso.

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